Crónica de las Fiestas 2014.
Si tuviéramos que definir de manera expresiva
y breve lo que han sido las fiestas de este año 2014 que acabamos de vivir,
este verso del Himno a la Santa Cruz podría servirnos perfectamente.
En efecto, La Palma ha vuelto a
vivir de manera espectacular, tradicional y solemne las fiestas a la Santa
Cruz, y lo ha hecho, una vez mas, dentro de los cánones de nuestra esencia
crucera y piompera. Con verdadera alegría, sencillez y naturalidad, con infinidad
de momentos vividos en torno a nuestra Amantisima Titular que nos aglutinó a todos durante los días de las
fiestas en su honor.
Ya se notaba en el ambiente de la
ciudad, cómo ésta empezaba a vivir los días previos a la fiesta con una
inusitada ilusión. Desde la primera noche de mayo, que nacía entre cohetes
desde la Vega, y continuaba al día siguiente con el magnífico pregón ofrecido
por D. Santiago Castizo Pichardo en el que nos habló en un magnífico texto de lo que significa la
Santa Cruz de la Calle Sevilla en la vida de un crucero y de un cristiano.
Ya el miércoles daban comienzo los
actos en la calle, ante nuestra Amantisima Titular con la Santa Misa tras la
cual fueron proclamadas las Reinas de las fiestas; Srtas. Rocío Suárez Ramos y Marta Nieto Pérez de este año en un sencillo y emotivo
acto.
El jueves, amanecía con la
impaciencia de saber que ese día la Santa Cruz estaría más cercana que nunca a
los suyos, esperando la Veneración en forma de beso y oración y la posterior
subida al paso, momento bellísimo que provocaba el silencio respetuoso primero
y la posterior ovación enfervorizada después cuando se elevaba en el dintel de
su capilla.
Previamente, nuestro hermano D. José
Miguel Velázquez Ramos, había pronunciado una magnifica Exaltación a
la Santa Cruz, en la que hizo gala y reivindicó sus raices cruceras familiares,
al tiempo que nos hablo del significado Cristiano de la misma y se emocionaba
en un año tan especial para su familia al ser la Reina de las Fiestas un miembro de ésta, la Srta. Rocio Suárez Ramos.
El viernes a la hora fijada, hacía
su entrada en la ciudad la Banda de cornetas, tambores y escuadra de gastadores de la Brigada Paracaidista de Alcala de Henares que tras
rendir honores a la Santa Cruz, procedió a visitar a las autoridades
municipales, en medio de un ambiente festivo y crucero que inundaba las calles aledañas.
Poco después, a las doce de la
noche, la misma banda y Carmelo, el tamborilero de Triana, acompañaban a
Nuestro Santo Simpecado en una ofrenda de flores que, como siempre, llenó de
bellísimas mujeres ataviadas en traje de flamenca la noche palmerina. Muchisimo
público acompañó el desfilar del Cortejo y especialmente emotiva resultó la llegada
ante nuestra patrona, la Santisima Virgen del Valle, ante la que se depositaron
cientos ramos de flores en prueba de nuestro filial afecto y devoción.
La mañana del sábado amanecía
temprano, con numeroso público desde las primeras horas dispuestos a acompañar
el discurrir de la mencionada de Banda de cornetas, tambores y escuadra de gastadores de la Brigada Paracaidista de Alcala de Henares, en
la Diana Floreada.
La diana recorrió multitud de calles
y rincones, llevando por doquier la alegria festiva, los cantes y los vivas a
la Santa Cruz hasta llegar, cercanas las tres de la tarde a la Capilla de
Nuestra Amantisima Titular, bajo un sol de justicia. Especialmente reseñable
fue la visita a la casa de D. Manuel García Félix, Alcalde de la ciudad, quien
por primera vez, desde que ostentaba dicho cargo, recibía a la banda y
simpatizantes, contando, además, con la presencia del Alcalde de Huelva, D.
Pedro Rodríguez González, al que nuestra Presidenta obsequió con un recuerdo.
A las seis y media de la tarde, se ponía en marcha el Romerito siguiendo el itinerario de costumbre. Destacó en el mismo la alegría, los cantes y el buen discurrir del mismo, en el que, como siempre, pusieron broche de oro las bellísimas carrozas elaboradas por nuestro hermano D. Manuel Martínez Ligero y su equipo de colaboradores. Carrozas bellísimas y espectaculares, de un gusto exquisito y una monumentalidad impresionante, que una vez más, se volvieron a convertir en una de nuestras señas de identidad, realzadas, una vez más por el acompañamiento musical de dos bandas de música la Banda Municipal de Música de Guillena y la Banda Municipal de Música de La Palma del Condado, que no cesaban de interpretar piezas como “El Romerito” y el “Himno a la Santa Cruz”.
La mañana del domingo volvía a
acoger el momento más esperado por todos. La Santa Cruz, amanecía bellísima en
su paso magníficamente exornado y luciendo por vez primera en este día el nuevo
Sudario que le ha sido realizado por Dª. Juana María Ibáñez, siendo una réplica del que usara la Santa Cruz durante décadas y que se
confeccionó con el antiguo traje de tisú que revestía a la Santa Cruz hasta el
año 1948.
Se recuperaba así una estampa
bellísima de la Santa Cruz en la que ésta resaltaba aún mas si cabe ante la
sencillez y elegancia de un sudario realizado siguiendo la traza decimonónica
del antiguo traje.
El traslado congregó a numerosísimas
personas que acompañaban a la Santa Cruz en medio de una atmosfera de silencio
y respeto absolutamente impresionante en el que destacaba, mas que nunca el buen
hacer de la Banda de Nuestra Señora del Carmen, de Salteras, con un repertorio
de marchas procesionales clásicas, en las que destacaron Coronación Macarena,
Esperanza Macarena y otras, y, por supuesto, el Himno a la Santa Cruz.
La Solemne Función Principal de
Instituto comenzó puntualmente y en ella la Hermandad hizo pública protestación
de Fe Católica en el ofertorio, según costumbre, destacando el gran
recogimiento durante la misma, así como la acertada homilía de nuestro Director
Espiritual, D. Francisco Martín Sirgo. De igual modo, destacó la capilla
musical a cargo de Auxiliadora Martín y Rafael Faraco, que con la templanza de
sus voces realzaron aún más dicha celebración eucarística.
Tras ello, y en medio de una
luminosidad magnífica, salía la Procesión de la Santa Cruz, en la que ésta
lució esplendorosamente por el recorrido tradicional, destacando, como siempre,
la Calle Real y los tramos finales de regreso, con un sabor especial. Numeroso
público contemplaba extasiado el paso de la Santa Cruz en el que numerosisimos
hogares adornaron con colgaduras rojas sus fachadas, destacando los momentos
vividos en la Calle Muñoz y Pabón y Virgen del Valle.
Cercanas las cuatro de la tarde,
hacía su triunfal entrada en su capilla la Santa Cruz, previo rezo de una
sencilla oración y en medio de una multitud agolpada en torno a Ella.
La tarde continuó con el tradicional
ambiente festivo y crucero en la Calle de la Santa Cruz y alrededores, donde se
prolongaron los cantes y bailes hasta bien entrada la noche.
El toro de fuego ponía, una vez más,
el punto y aparte en nuestras fiestas, a la espera de la próxima celebración de
la festividad del Corpus Christi en la que La Palma volverá a contar una vez
más con la presencia de la Santa Cruz en sus calles.
texto: José María Márquez Pinto.
fotografias: José María Pichardo Díaz.
fotografias: José María Pichardo Díaz.